Prologo / SUAREZ VILLEGAS, JUAN CARLOS; Martínez Pérez, Natalia; Panarese, Paola. - (2021), pp. 9-16.

Prologo

Juan Carlos Suárez Villegas;Paola Panarese
2021

2021
Cartografía de los micromachismos: dinámicas y violencia simbólica
978-84-1377-311-7
Para avanzar en igualdad resulta necesario hacerlo en dos direcciones distintas y en sentido diverso entre hombres y mujeres, pues el valor de lo humano está tanto en las formas privadas de vida como en la vida social y profesional. Ambas constituyen esferas complementarias, las dos caras de una misma moneda. Sería un proyecto fallido e incompleto considerar que sólo las mujeres deben recorrer el camino de los derechos, como si fuese una licencia alcanzada por los hombres que ellas reivindican también para ganarse su autonomía. ¿Quiénes se ocupan de las responsabilidades? ¿No son los hombres quienes deberían procurar alcanzar la igualdad con las mujeres? ¿Por qué cuando hablamos de igualdad parece que se sugiere que hay que alcanzar los objetivos alcanzados por ellos? La lógica de los derechos, de esas facultades que supuestamente autorizan a hacer o dejar de tomar decisiones o mantener ciertas conductas y acciones. Un espacio de libertad individual o un espacio de reconocimiento social, que parecía sólo reservado para ellos que parecían los únicos protagonistas de las revoluciones y la modernidad, olvidando a las mujeres que lo hicieron junto a ellos. Pero el patriarcado mantenía la convicción de la minoría de edad de la mujer, el denominado sexo débil, destinado a aliviar las cuitas del guerrero social. Una división de la sociedad que confinaba, ahora que hablamos del coronavirus, a las mujeres a la privacidad, en su doble sentido de estar ocultada del espacio público, y carente de facultades (derechos) para poder gestionar sus propios intereses. Los tiempos han cambiado. Cierto. Y la legislación ha consagrado la igualdad de las mujeres, pero esta igualdad queda ensombrecida cuando ser mujer significa encontrar obstáculos reales para hacer efectivos tales derechos. Pues no son las leyes las que deben cambiar, sino las personas. Y no se puede vigilar a cada persona para que cumpla las normas, sobre todo cuando apela no sólo a conductas específicas, sino a las convicciones que deben acompañar a la convivencia con las otras personas. Se requiere prevenir antes que curar. Evitar convertir al Derecho en el saco roto de todos los fracasos sociales. Se precisa más educación y ética que leyes. Pero sólo cuando se valora la igualdad se disfruta de ella, no asumiéndola como una restricción arbitraria.
micromachismo, hombre, mujer, pareja, igualdad
02 Pubblicazione su volume::02c Prefazione/Postfazione
Prologo / SUAREZ VILLEGAS, JUAN CARLOS; Martínez Pérez, Natalia; Panarese, Paola. - (2021), pp. 9-16.
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Utilizza questo identificativo per citare o creare un link a questo documento: https://hdl.handle.net/11573/1482262
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